El progresivo deterioro de la ley en los yacimientos cupríferos incentiva la búsqueda de soluciones específicas a fin de optimizar los parámetros operacionales propios del beneficio de los minerales, los cuales deben ser identificados y seleccionados apropiadamente de manera de obtener un mayor beneficio metalúrgico y económico.
Mientras más baja la ley del mineral, según el conocimiento convencional del proceso, se requerirá una molienda más fina para conseguir una adecuada liberación de las especies de interés comercial. Lamentablemente los minerales están constituidos por un variado número de familias, algunas que no afectan sustancialmente el proceso de colección de las partículas de interés y otras que, en términos de composición, son parte de un sistema multicomponente complejo que suelen denominarse gangas. Parte de estas gangas están constituidas por familias perjudiciales, entre las que se cuentan las arcillas y otros filosilicatos, que inciden directamente en la calidad del concentrado final, junto con afectar la eficiencia de los procesos metalúrgicos.
Las arcillas son un sistema particulado derivado de la descomposición de las rocas sedimentarias, alcanzan un tamaño muy fino (menor a 2 µm), causando impactos negativos en las diferentes operaciones unitarias de una planta concentradora. Entre éstas, bajas recuperaciones en el proceso de flotación de minerales de cobre, una disminución importante de la ley de concentrado y mayores tasas de insumos mineros esenciales. Estos eventos y sus consecuencias se deben a la naturaleza de los minerales de arcilla que propenden a la formación de suspensiones coloidales.
Específicamente en la flotación de minerales, las arcillas interfieren el proceso afectando el rendimiento de colección, así como la generación de espuma, mediante una captura indeseable de agua. Por otro lado, teniendo en cuenta el tamaño y la forma cristalina, las partículas arcillosas disponen de una gran área de contacto e intersticios, condiciones ideales para la acumulación en su superficie de reactivos colectores, espumantes y floculantes, lo cual se ve reflejado en consumos excesivos de reactivos.
Si la descripción anterior no fuera suficiente, se puede agregar el efecto que producen las arcillas en las propiedades reológicas del relave. Dentro de éstos, encontramos el aumento de su viscosidad, fenómeno que afecta significativamente la operación de un espesador de relaves, impidiendo lograr el porcentaje de sólidos deseado en la descarga y con ello el nivel requerido de agua clara.
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